Salmos 28

Tú eres la fuerza de tu pueblo

SALMO 28 (27)

Himno. de David. 1 Dios mío, yo te llamo, no cierres tus oídos, porque tú eres quien me protege. Si no me respondes, de seguro moriré.

2. Atiende mis ruegos cuando te tienda los brazos para pedirte ayuda.

3. No me castigues junto con los malhechores, porque hablan con los demás y les desean lo mejor, pero en su pensamiento quisieran matarlos.

4. ¡Págales con la misma moneda! ¡Dales su merecido! Sus acciones han sido malas; ¡devuélveles mal por mal,

5. pues no toman en cuenta todo lo que has hecho! Por eso, ¡destrúyelos por completo, que no vuelvan a levantarse!